A-Infos (ca) France, Monde Libertaire - Por invitación del Grupo Libertario de Ivry el domingo 16 de marzo en el Publico (de, en, fr, it, pt, tr)[Traducción automática]

Proyección de un documental (51 minutos) sobre los CRS, seguida de un 
debate ---- ¿"Errores" policiales? Incidentes raros y aislados, debidos 
a unas pocas "ovejas negras". ¿Violencia durante las manifestaciones? 
Obviamente la culpa es de los alborotadores: nunca del CRS. ¡No 
atacarían a la gente pacífica!... ---- Para aquellos que todavía creen 
que los policías son valientes caballeros al servicio del bien, que 
gritan "¡La policía con nosotros!", este documental (51 minutos) sobre 
"los luchadores por el orden" puede disipar sus ilusiones. --- ¡Somos 
unos brutos profesionales! ---- "Meteduras de pata" policiales... 
Policías que extorsionan, insultan, golpean, mutilan, violan, 
asesinan... Los funcionarios del Estado hablan de ellos como si fueran 
hechos raros y aislados, fruto de circunstancias desafortunadas o debido 
a unas cuantas "frutas podridas".

Esto equivale a decir que, tomada en su conjunto, las fuerzas de policía 
serían valientes caballeros al servicio del bien. Y, en cualquier caso, 
su trabajo sería indispensable para la sociedad... Pero la violencia es 
la esencia misma del poder. Una violencia que a menudo se oculta o se 
considera "normal", como si explotar, abusar, encarcelar y asesinar 
pudiera ser normal.

Con demasiada frecuencia, ante la violencia policial, escuchamos 
demandas de verdad y justicia: que se reconozca el comportamiento 
"criminal" de algún policía (y, por lo tanto, se restablezca el 
comportamiento "correcto"), que se castigue a los responsables (para que 
el sistema siga siendo el mismo).

¿Y a quién se los reclaman? ¡A la Justicia, la de los tribunales, 
aquella por la que trabajan los policías y que no existiría sin la policía!

Mientras haya policía, habrá violencia policial.

¿Quién cree en el policía bueno? Sigue siendo un policía haciendo su 
trabajo sucio. Pero imaginemos por un momento que es posible una policía 
"amable", "democrática" y que respete nuestros llamados "derechos". ¿Qué 
significaría eso? Que, por otra parte, la población también sería dócil 
y "amable", obedeciendo sin falta. No habría necesidad de porras porque 
todo el mundo ya tendría un policía en la cabeza.

El problema radica en la existencia misma de la policía y del Estado al 
que sirve. En la existencia de una sociedad basada en la autoridad. Por 
eso no queremos a la policía: no sólo porque los policías son asesinos, 
sino porque el sistema que defienden e imponen, el mundo que necesita a 
la policía, es en sí mismo siempre mortal. Porque ya no queremos 
autoridad, porque queremos ser libres.

Luciérnagas, boletín anarquista

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