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(ca) Sicilia Libertaria: La casa como ideología, reseña del libro "Vivir cansado" (de, en, it, pt, tr)[Traducción automática]

Date Mon, 13 Mar 2023 07:52:38 +0200


Hay libros que no son perfectos pero son necesarios, tal vez no están muy bien escritos pero vale la pena leer el contenido, libros que mezclan lo personal y lo colectivo con demasiada facilidad pero aún así demuestran ser valiosos. Es el caso de "Abitare cansada", escrito por la infatigable Sarah Gainsforth, investigadora independiente y periodista freelance que en pocos años se ha dado a conocer por sus escritos sobre las ciudades cambiantes. ---- Después de haber monitoreado exhaustivamente el fenómeno de Airbnb y la turistización de los centros históricos, en el libro "Abitare cansado", publicado recientemente por Effequ, el autor pone el acento en el fenómeno de la casa, una de las obsesiones más típicas de Italia. Las barricadas erigidas por la política italiana, horrorizada por la directiva europea sobre eficiencia energética, son prueba de ello: la disposición, aún en discusión, establece que para el 1 de enero de 2030 todas las propiedades residenciales deberán alcanzar al menos la clase energética E. Esto significa, en la práctica, que casi todas las casas tendrán que hacer frente a obras de gran envergadura como la instalación de una capa térmica, la sustitución de las luminarias, la instalación de paneles solares y la introducción de bombas de calor.
Sin embargo, lo que aterroriza a la derecha en el gobierno, como subrayó en una pregunta parlamentaria de la Liga Norte Stefano Candiani, es "la pérdida de valor de las propiedades" para quienes no podrán o no podrán adaptarse. No les importa un carajo quién debe asumir estos costos o si son gastos necesarios (lo son, las casas italianas están en muy mal estado). La idea de que la casa es un fuerte que hay que defender, un refugio individual o por lo menos familiar en el que nadie te puede decir lo que debes hacer y lo que no debes hacer, la idea de que todo vale dentro de ella porque eres dueño de ella es, de fondo, una de las tesis en torno a las cuales se ha construido la sociedad en los últimos años, uno de los arquitrabes del individualismo neoliberal. Así, como señala Gainsforth en el texto, "Italia está en declive demográfico y hay siete millones de casas vacías en su territorio". Si con el Covid hubiéramos descubierto que las casas pueden ser cárceles, "algo tendría que cambiar" vuelve a decir el autor. Esto no sucedió porque desde la Segunda Guerra Mundial "Italia se ha convertido en un país de dueños"; basta pensar que hasta el 80% de las familias son propietarias de sus casas mientras que los pobres permanecen en viviendas alquiladas, quienes deben o bien recurrir a las únicas casas que quedan, las alquiladas, sin ningún margen de negociación sobre las condiciones, o confiar en la guetización de las raras casas municipales restantes, donde los servicios están ausentes.
La vivienda se ha convertido en una ideología conservadora que ha dado forma al sentido común, anestesiando cualquier posible conflicto sobre las políticas de vivienda. Personalmente me di cuenta de esto durante las vacaciones de Navidad. Para el almuerzo, mi pareja y yo recibimos a un par de amigos que decidieron comprar una casa en Milán. Ambos trabajan en la edición, por lo que no se les puede definir como ricos, y de hecho pudieron comprar un apartamento de dos habitaciones de 60 metros cuadrados al desorbitado precio de 300 mil euros, con una hipoteca a veinte años. "Loco" pensé, mientras mi pareja trataba de endulzar la pastilla, pronunciando la frase "lo malo es alquilar". Palabras que habrían tenido la intención de ser reconfortantes, probablemente, pero con un subtexto obvio. Fue entonces cuando intervine argumentando que "de las revoluciones que se deberían hacer en Milán, no creo que la prioridad sea la incorporación de otros propietarios que alquilarían el apartamento de dos habitaciones por 1500 euros al mes para menos poder pagar la hipoteca". Cuando posteriormente les di a la pareja de amigos el libro de Gainsforth como regalo, el título del volumen provocó una significativa sonrisa amarga en ambos.
Entre los principales méritos del texto está el deseo de desandar el camino histórico que condujo a la situación actual, es decir, el dominio de la casa como fuente de ingresos. Encomiable intención, salvo que en la primera mitad del libro la autora decide hacerlo partiendo de los orígenes de su familia -padre americano y madre irlandesa-, lo que invalida un tanto el resto de la obra, que se vuelve mucho más interesante cuando la el foco se convierte en Italia. También porque en muchos capítulos algunos pasajes significativos están narrados de forma un tanto precipitada, y otros dan la sensación de ser un bignamino de uno o dos tomos como máximo. En cambio, es mucho más efectiva la segunda parte del volumen, en la que se abordan la satanización de la vivienda pública y la popularización contemporánea de la propiedad privada, la muerte del urbanismo y la transformación de los Planes Generales Reguladores de un instrumento de equidad social. a una afirmación de los intereses del más fuerte. En este último frente Gainsforth tiene intuiciones notables pero se olvida de subrayar que cada vez más muchas luchas ambientales se concentran contra los estragos de las nuevas PGR que siguen invocando toneladas de cemento con un doble propósito: la creación de villas independientes (porque los estadounidenses sueño, hecho de supuesta independencia y hierba bien cuidada, sigue siendo en el fondo el sueño de todo burgués) y la total adhesión a la turistización de los pueblos, vista como la única solución para devolver el oxígeno a los territorios en dificultad. Finalmente, sobre los conceptos de decoro, reurbanización y regeneración, Gainsforth desencadena el análisis más completo: en este sentido, es emblemática la historia de Retake, la más conocida de las asociaciones italianas que, utilizando inapropiadamente el concepto de compartir el bien común, limpia paredes y lugares haciendo, como acertadamente observa el autor, "lo que debe hacer el servicio público de salud". El mensaje central en el que se basan las actividades de asociaciones como Retake es "¿tratarías tu casa así, alguna vez tirarías la basura o un cigarro en tu piso?", en una ecuación entre hogar y ciudad que hace que la propiedad privada y el espacio público coinciden. Donde hasta el conflicto hay que limpiarlo porque ensucia la imagen.

A.T.

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