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(ca) Spaine, EMBAT: Entrevista en OSL - Organización Socialista Libertaria - de Brasil[Parte 3] (de, en, it, pt, tr)[Traducción automática]

Date Thu, 14 Nov 2024 08:46:23 +0200


Lo que sigue es la tercera y última parte de la entrevista que hemos ido realizando en la organización hermana de Brasil OSL (Organización Socialista Libertaria). Esta parte se centra en: Directrices y trabajo de la OSL. Intentando profundizar en las tareas concretas que realizan en su trabajo político. ---- Puede recuperar las anteriores partes: Primera (OSL y su concepción de anarquismo) y Segunda (La cultura, historia y luchas brasileñas) ---- ¿Pueden explicar su concepto de poder popular? ---- La construcción de un poder popular autogestionado es la base de nuestra concepción estratégica. Requiere una estrategia general que implica, para las clases oprimidas, una transformación de su capacidad de realización en fuerza social y, a continuación, una transformación de la fuerza social en poder. A continuación explicamos cómo entendemos este proceso.

Para nosotros las clases oprimidas tienen una capacidad de realización, es decir, un potencial o posibilidad de producir fuerza social. Cuando ponen en acción esa capacidad, pasan a tener una existencia material/real y forman una fuerza social, es decir, esa energía aplicada en los conflictos sociales para alcanzar determinados objetivos. Los trabajadores que no están organizados y no participan en movimientos y luchas no producen fuerza social. Por tanto, cuando organizamos o reforzamos movimientos populares, estamos haciendo exactamente esto: dar materialidad al potencial transformador de las masas; poner en juego una fuerza que, en conflicto con otras fuerzas, establecerá relaciones de poder y determinará la forma de la realidad social.

Pero no basta con construir una fuerza social. Esta fuerza necesita crecer para hacer frente a otras fuerzas en juego. Así, una tarea importante es encontrar formas de aumentar permanentemente esta fuerza, ya sea a través del crecimiento de la vida, la optimización de las fuerzas, el desarrollo de capacidades, la gestión de recursos, etc. Resulta que para los anarquistas en general, y para el OSL no es distinto, no se trata de hacer nada por aumentar esta fuerza. Esto es lo que hacen quienes han hipotecado sus principios en favor del pragmatismo. Es necesario aumentar esta fuerza, pero de acuerdo con determinados criterios estratégicos, programáticos y éticos. Porque son estos medios los que señalarán los fines que queremos construir.

Esto requiere defender y promover una línea de masas en estos movimientos, muchas veces en disputa con otros sectores, corrientes, etc. Esta línea -que, como decimos, tiene similitudes con el sindicalismo revolucionario- incluye algunos elementos importantes.

Fortalecer a las organizaciones de base en todos los sectores (sindical, comunitario, agrario, estudiantil, etc.). Garantizar la fuerza y el protagonismo de los trabajadores de base. No subordinar los movimientos a posiciones políticas o ideológicas (sindicato anarquista, movimiento estudiantil anarquista, etc.). Luchar por la independencia de clase frente a todas las instituciones y personas que ejercen relaciones de dominación con los movimientos o promueven su dependencia (patronal, Estado, partidos, iglesias, ONGs, etc.).

Cultivar permanentemente la solidaridad de clase, evitando la movilidad social de individuos o sectores y apostando por la transformación estructural y revolucionaria de la sociedad. Fortalecer las luchas y conquistas sociales a través de movilizaciones combativas, para que las luchas y conquistas inmediatas (reformas) apunten hacia un horizonte transformador y revolucionario (revolución). Enfrentar a las instituciones enemigas a través de los movimientos populares, lo que significa promover la acción directa y desarrollar la política de los trabajadores en sus propias instituciones. Recordar que el Estado es una institución de las clases dominantes y tiene la capacidad de producir una clase dominante: la burocracia.

Garantizar el protagonismo de los trabajadores, con decisiones ampliamente participativas y tomadas por las bases, ya que esto fortalecerá a los trabajadores. Las luchas y movimientos son espacios de creación de un nuevo sujeto revolucionario y de una nueva sociedad; este sujeto no es producido automáticamente por la estructura desigual de la sociedad ni por las vanguardias autoritarias, cuya sumisión a las bases produce sujetos incapaces de promover la transformación que buscamos.

Es la fuerza social producida por las clases oprimidas en esta línea la que es capaz de imponerse a las demás (revolución social) y de establecer una forma de poder autogestionario o libertario, es decir, ese equilibrio temporal que se establece cuando existe esa superposición de fuerzas. Poder que puede basarse en la dominación (como en el caso del capitalismo, los experimentos "socialistas", etc.) o en la autogestión y el federalismo. Nuestro objetivo final es el socialismo libertario, con una socialización generalizada (económica, política, cultural), el fin de las clases y toda forma de dominación. Sólo en una sociedad así se afianzará plenamente el poder popular.

¿Pueden darnos ejemplos concretos?

Veamos cómo se aplica este concepto de poder popular, por ejemplo, en el movimiento por la vivienda. Lo primero es que hay un enorme contingente de trabajadores que no tienen acceso a la vivienda oa una vivienda digna. Y es una pequeña minoría la que se articula en los movimientos por la vivienda. Vemos que existe toda una capacidad de realización que no se ha transformado en fuerza social. Si pensamos que es estratégico trabajar con este sector, el primer paso será, por un lado, pensar en formas de organizar a estas personas no organizadas, crear luchas, movimientos, etc. Por otro lado, también será necesario cartografiar los movimientos existentes, evaluar estratégicamente sus perspectivas y, si es necesario, participar en el mismo promoviendo nuestro programa.

La mayoría de los movimientos brasileños de vivienda se centran en la organización de las personas sin hogar, con el objetivo de construir una fuerza social destinada a disputar el Estado a través de las elecciones. Estos movimientos suelen estar articulados por partidos que hacen de los sin techo su base para las elecciones o lo que llamamos "corrales electorales". Estos políticos prometen que cuando sean elegidos (concejales, diputados, senadores, etc.) defenderán la agenda de la vivienda en el parlamento. Pero ya sabemos cómo funcionan estas cosas.

En el caso de la participación en movimientos con esta perspectiva, será fundamental combatir a este sector partidista ya esta relación de dominación entre partido y movimiento. También nos corresponderá fomentar esta forma autogestionaria de construir las luchas y el propio movimiento: luchar por asambleas permanentes, para que las bases sean animadas y formadas para participar, para que la dirección sea legítima y responda a los intereses de las bases, etc.

También será crucial promover nuestra concepción revolucionaria, que es la más eficaz incluso para obtener ganancias inmediatas y presionar a los gobiernos de turno. Intentamos promover la idea de que cualquier conquista inmediata dentro del capitalismo-estatismo será vulnerable y será arrebatada en la primera oportunidad que tengan las clases dominantes.

Recordemos que quien está desorganizado en un movimiento o no tiene un programa es utilizado por otras fuerzas. Reproducen las posiciones de otros, se convierten en la línea auxiliar de otros, aunque no lo sepan.

Así es cómo funciona éste y otros tipos de movimiento. Participar en la práctica política cotidiana y enfrentarse a ella. Evaluar en qué sectores, las fuerzas en juego, cómo posicionarnos internamente (aliados, adversarios, etc.) y cómo hacer avanzar nuestro programa. Es importante mencionar que existe un doble movimiento por nuestra parte: trabajadores que ya están en un determinado sector (por ejemplo, una categoría profesional), que se hacen anarquistas, y trabajan para articular este sector; pero también sectores que consideramos estratégicos y que movemos a la militancia a trabajar, con vistas a avanzar en esfuerzos estratégicos y también promover el anarquismo para cierta militancia.

Para la OSL, ¿qué significa el anarquismo para los pueblos que habitan el territorio del Estado brasileño?

Brasil es un país de más de 200 millones de habitantes y su composición interna es compleja y diversa. Si entendemos "pueblo" no en el sentido liberal-burgués (como la totalidad de esta población), sino de forma clasista, como muchos anarquistas han hecho en la historia, podemos decir, según un análisis que elaboramos hace algún tiempo, que las clases oprimidas brasileñas tienen una importante diversidad.

Actualmente, existe una mayoría de proletarios urbanos y rurales (75% de la población), pero con condiciones de trabajo y de vida muy diferentes: asalariados, autónomos, trabajadores precarios; sectores privado, público y otros, que viven en la ciudad y en el campo, etc. También existe un importante contingente de campesinos y pueblos tradicionales (10% de la población), que también son varios: pequeños propietarios, arrendatarios y ocupantes ilegales, indígenas, kilombolas, ribereños, etc. Por último, hay un número menor de personas completamente marginadas (2% de la población), que incluye a quienes se encuentran en una situación análoga a la esclavitud, presos, personas sin hogar, etc. Esta situación de clase está profundamente atravesada por cuestiones de raza, género, etnia y sexualidad.

En otras palabras, en Brasil debemos hacer frente a esta compleja y profundamente diversa realidad de los pueblos o clases oprimidas. El desafío que debemos afrontar es que estas clases están, en la mayoría de los casos, desmovilizadas. Y cuando están movilizadas, se ven envueltas en innumerables cuestiones y comprometidas en luchas sectoriales, parciales, etc. Existen formas equivocadas de afrontar esta situación que han sido adoptadas por sectores de la izquierda. Podemos dar algunos ejemplos.

1.) Elegir por adelantado un sector supuestamente revolucionario, ya sea el proletariado urbano industrial, por su posición en el modo de producción, o los marginados, porque no tienen nada que perder; esto limita severamente la fuerza social de nuestro proyecto. 2.) Movilizar a diferentes sectores con diferentes banderas de lucha, a través de innumerables movimientos aislados que no tienen nada que los unifique, y cuando trabajan en temas que van más allá de la clase, lo hacen desde una perspectiva policlasista; esto refuerza la fragmentación y reduce enormemente el potencial transformador de estas luchas. 3.) Trabajar con un clasismo reduccionista, dejando cuestiones como la raza y el género para otro momento o ignorándolas y entendiendo que de algún modo es posible movilizar a los trabajadores en Brasil sin abordar estas cuestiones; esto complica nuestra capacidad de movilización y compromiso.

Entendemos que es necesario alejarse de modelos estatistas homogeneizadores y, al mismo tiempo, garantizar ciertas posiciones capaces de dar unidad a esta diversidad. Es decir, necesitamos, por un lado, romper con el borrado o silenciamiento de determinadas clases y fracciones de clases, así como sus luchas y reivindicaciones. Para nosotros, el federalismo autogestionario es un modelo de organización que puede apoyar la construcción de un frente de clases oprimidas, abarcando toda su diversidad. Pero, por otra parte, también necesitamos romper con el aislamiento, reconstruir el tejido social y, sobre todo, unificar las distintas luchas en una perspectiva transformadora, para que sirvan a la construcción del socialismo libertario que pretendemos.

Éstas son las razones por las que defendemos un feminismo y un antirracismo que sean a la vez libertarios, clasistas, revolucionarios e internacionalistas. Son elementos fundamentales de nuestro proyecto autogestionario de poder popular.

Acto contra el PL 1904, Belo Horizonte
¿Cómo se relaciona la OSL con los movimientos sociales y populares? ¿En qué luchas participa la organización?

Antes de mencionar a los sectores y luchas en los que estamos presentes, creemos que es importante volver a nuestra estrategia de tiempo restringido, mencionada anteriormente. Esta estrategia de cierta amplitud ha guiado a todo nuestro trabajo social particular en diferentes movimientos.

Partimos de nuestra lectura de la realidad, que muestra que ha habido un avance considerable del neoliberalismo en los últimos años. Esto ha supuesto duros ataques a las pocas medidas de bienestar que existían, a través de "reformas" (ataque/retirada de derechos) en ámbitos como el laboral, la seguridad social, etc. Y también una mayor presión de las clases dominantes sobre las clases oprimidas.

La extrema derecha ha ido creciendo, entre otras cosas, porque se ha alineado con esta visión radicalizada del neoliberalismo, atrayendo así una parte importante de los intereses del gran capital. Y también por un discurso abstractamente antisistémico ("contra todo lo que hay"), que moviliza una base popular, a la vez víctima de ese proceso de fortalecimiento del neoliberalismo. La "respuesta" que ha ofrecido el campo socialdemócrata/social-liberal (el petismo y el campo democrático-popular) se basa en la conciliación de clases y el desplazamiento hacia el centro del espectro político, para defender el " Estado Democrático de Derecho", las "instituciones", etc. Y esto ha erosionado aún más su ya muy moderado y proyecto político.

Ante esta situación a medio plazo, hemos elaborado una estrategia para un período de tiempo limitado (entre la táctica y la estrategia general). Propone construir/fortalecer una izquierda radical y combativa, a la izquierda del PTismo, que priorice la crítica y el análisis anticapitalista y revolucionario, así como los conflictos y enfrentamientos de clase. Esto, obviamente, requiere alianzas con otros sectores y nos coloca en el papel de oposición de izquierda en el proyecto democrático-popular. Aunque este campo (radical, anticapitalista, revolucionario) siempre ha existido en Brasil, en las últimas décadas de hegemonía del PT a la izquierda, se ha debilitado más que en otras épocas. Hoy es muy minoritario en la sociedad brasileña, tanto a la izquierda en el Estado como fuera de él.

Esta estrategia también propone, a su vez, disputar la línea de este campo, reforzando elementos de nuestro programa como la acción directa, la independencia y la conciencia de clase, y señalando la necesidad de avanzar en un proyecto de poder popular autogestionado. Esto muestra algo que, a medio plazo, nuestro objetivo es recuperar el vector social del anarquismo, una línea e influencia de masas; en otras palabras, hacer del anarquismo una considerable fuerza entre los trabajadores brasileños.

Teniendo en cuenta que la OSL es una organización de trabajadores (anarquista), que estos trabajadores están involucrados en diferentes sectores, movimientos y luchas de las clases oprimidas, y que el trabajo social (de base, de masas) está en el centro de nuestras prioridades estratégicas, todos los activistas de la organización contribuyen a diario a promover estas líneas en los frentes sindical, comunitario/agrario y estudiantil. En términos geográficos, nuestra presencia en los movimientos y luchas de estos sectores va de la mano de nuestra presencia nacional, como se ha mencionado anteriormente. Tenemos una mayor presencia en las regiones sudeste y centro-oeste del país (debido a nuestra constitución como organización) y estamos avanzando gradualmente hacia el sur, noreste y norte.

En el sector sindical, nos hemos aliado con esos sectores más radicalizados. Hemos combatido el sindicalismo de derecha, como Força Sindical, y también la complacencia de la CUT, CTB, etc. Realizamos constantemente un trabajo de base en nuestras categorías, articulando, movilizando, estimulando las perspectivas de organización, lucha y movilización. Esto se hace en cuatro circunstancias distintas. 1.) En algunos casos, actuamos como oposición (cuando no estamos en la dirección, porque perdemos o no concurrimos a elecciones sindicales importantes); 2.) En otros casos, actuamos como la situación (cuando formamos parte de la dirección, porque ganamos las elecciones sindicales mayoritarias); 3.) También existen casos en los que actuamos con presencia proporcional en la dirección (cuando el sindicato no tiene elecciones mayoritarias, sino proporcionales, e incluye en su dirección todas las fuerzas políticas del sindicato); 4.) Por último, en los casos en los que hay mucha represión a la organización de los trabajadores, optamos por el sindicalismo clandestino, articulado fuera de la estructura oficial del sindicato.

Nuestra labor sindical se ha centrado en diversos sectores y categorías, como: educación pública y privada (trabajadores y profesores); bienestar, sanidad y asistencia social; transporte servicios; periodismo; investigación y tecnología. Aunque no tenemos militancia orgánica, mantenemos estrechos contactos y lazos de solidaridad con trabajadores del sector industrial, como los metalúrgicos. Y recientemente, nos hemos implicado en la lucha de los trabajadores uberizados (repartidores y Ubers). Nuestro trabajo implica a trabajadores formales, trabajadores subcontratados, trabajadores a tiempo parcial y trabajadores precarios en general.

En el sector comunitario, nuestro trabajo es algo más difuso y se reparte entre diferentes movimientos urbanos y periféricos, cuya actividad gira principalmente en torno a la organización de barrios/regiones ya las luchas por la vivienda (ocupaciones de terrenos y edificios, luchas contra los desahucios y por el acceso a los servicios, etc.). En algunos casos, participamos en movimientos ya existentes, con líneas políticas y estratégicas diversas (a veces somos la fuerza mayoritaria y en otras minoritaria), y en otras construimos los movimientos nosotros mismos, teniendo una mayor influencia en las líneas, como es el caso del Movimiento de Organización de Base (MOB) en determinadas localidades.

También trabajamos en el campo, con movimientos rurales y luchas de trabajadores, campesinos y pueblos indígenas. Entre trabajadores y campesinos, hemos participado en movimientos con banderas que incluyen luchas contra el agronegocio y el latifundio; por el acceso a la tierra y las condiciones para permanecer en el campo; la reforma agraria radical y la producción agroecológica de alimentos. Debido a la existencia más restringida de movimientos rurales, y gracias a contextos muchas veces marcados por la violencia y la represión, hemos participado en movimientos más amplios de alcance nacional, pero que están bajo la hegemonía del petismo, como el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) y el Movimiento de Pequeños Agricultores (MPA). En este caso, nuestra opción es construir una posición alternativa dentro de los propios movimientos, en los que, en algunos casos, sólo constituyemos la base y, en otros, tenemos posiciones en las estructuras.

Apoyo a las familias de: Ocupação dos Queixadas, Cajamar, en el Grande São Paulo
En el movimiento indígena tenemos presencia en algunos pueblos, en algunas poblaciones y en algunas organizaciones regionales y nacionales. Hemos contribuido a la reorganización que ha sufrido el movimiento en los últimos años y intentado romper con posiciones que se limitan al asistencialismo ya la acción institucional. Ciertos sectores del movimiento tienen ya una cultura de autonomía y resistencia cercana a nuestras líneas, lo que facilita mucho nuestro trabajo.

El trabajo rural nos ha permitido conectar directamente la lucha de clases con otras cuestiones. Por ejemplo, en el litoral, nuestro trabajo entre los indígenas articulado con otros frentes ha tomado como punto fundamental la protección de la Mata Atlántica brasileña, por lo que este trabajo adquiere al mismo tiempo una perspectiva ecológica. El trabajo con campesinos y pequeños productores en el campo nos ha permitido asumir reivindicaciones como la soberanía alimentaria, el fin de los pesticidas en la producción de alimentos, la necesidad de preservar el suelo, etc.; y esto también añade otros elementos relevantes a nuestras luchas.

En el sector estudiantil y juvenil, tenemos presencia en universidades públicas y privadas, así como entre jóvenes de las periferias que están (o no) escolarizados y/o no han acudido a la universidad. En algunos casos somos activos en movimientos y tendencias que hemos construido nosotros mismos, y en otros formamos parte de movimientos más amplios, tratando de priorizar a aquellos que tienen una mayor afinidad con la izquierda radical. En las universidades, hemos defendido la educación pública bajo control obrero, la permanencia estudiantil y luchado contra la influencia neoliberal y privatizadora. En las periferias, trabajamos con los jóvenes, principalmente organizando los barrios periféricos a través de actividades culturales de capoeira, música, eventos, etc., y tratando de avanzar hacia la construcción de luchas más directas, por la vivienda por ejemplo , y hacia la organización de base a través de asambleas populares periódicas que aborden los problemas locales y la situación nacional.

Es importante mencionar aquí que hemos optado por no tener frentes dedicados exclusivamente a cuestiones de género/sexualidad y raza/etnia, porque creemos que estas cuestiones son transversales a todos los frentes y deben ser abordadas por todos los activistas en todos los lugares donde trabajamos . Así, todos los activistas -sindicales o estudiantiles, por ejemplo- son también activistas en cuestiones de género/sexualidad y raza/etnia en sus puestos de trabajo o estudios.

Si pusiéramos mujeres, LGBT+s, negras, indígenas, etc. a trabajar sólo en estos temas, esto significaría, por un lado, que el trabajo sindical, comunitario/agrario y estudiantil quedaría restringido a una mayoría de hombres, blancos, etc.

por otra parte, fomentaría la opinión de que son sólo las mujeres las que deben promover el feminismo, los negros el antiracismo, etc. Si pusiéramos a estos compañeros (mujeres, negros, LGBT+, etc.) a cargo de los frentes sindical y comunitario, los sobrecargaría. Significaría realizar dos trabajos, mientras que los que no pertenecen a estos sectores sociales históricamente oprimidos sólo tendrían uno.

Para evitar estos problemas, nuestra línea sobre las cuestiones de género, sexualidad, raza y etnia es que deben ser promovidas permanentemente en todos nuestros frentes y en todo nuestro trabajo: en los puestos de trabajo, en los barrios, en los asentamientos, en las universidades, etc. Por supuesto, esto no excluye la existencia de espacios exclusivos que se convoquen cuando es necesario para tratar determinados temas que requieren este tipo de foros. La OSL cuenta con una secretaría encargada de estos temas, que no sólo orienta a la organización en el plano político, sino que también contribuye a la elaboración de líneas que apoyen el trabajo social en los frentes. Esta línea contribuye también a nuestra implicación en otras movilizaciones nacionales e internacionales, como la lucha en defensa de Palestina.

Por último, es importante mencionar que, en realidad, esta división o separación en frentes que utilizamos sólo sirve como solución organizativa para articular el trabajo. Es decir, entendemos que sólo hay un conjunto de clases oprimidas que organizar, independientemente de dónde sea. Por eso no consideramos que los diferentes sectores, movimientos y luchas compitan entre sí, ni los tomamos de forma aislada. Siempre pueden relacionarse y converger, algo que fomentamos constantemente. Como hemos dicho, éste es un aspecto importante de nuestro proyecto de poder. Debemos prestar atención a las especificidades locales, pero sin olvidarnos de que estos diferentes esfuerzos apunten hacia un movimiento amplio, un frente de clases oprimidas, un proyecto de poder autogestionario.

NOTA: agradecimiento especial, además de alOSL, a las compas de Batzac-Juventudes Libertariasque han colaborado en la re-correción , por su publicación.

https://embat.info/entrevista-a-osl-organitzacio-socialista-llibertaria-de-brasil-part-3/
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