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(ca) biotecnología
From
prat@chem.ucsb.edu (Luis Prat)
Date
Thu, 19 Feb 1998 11:54:12 -0800 (PST)
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A - I N F O S N E W S S E R V I C E
http://www.ainfos.ca/
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En torno a la clonación y la ingeniería genética (segunda parte)
Carmelo Ruiz Marrero
En Rojo
La aplicación médica de la ingeniería genética presenta grandes riesgos,
los cuales no han sido adecuadamente discutidos en público. Dichos
riesgos no son meramente teóricos, como demuestran los siguientes dos
casos:
* L-Tryptophan (L-T), un suplemento de aminoácidos hecho por bacterias
genéticamente alteradas, fue retirado del mercado por la administración
de alimentos y drogas de Estados Unidos (FDA) en 1989 después que causó
27 muertes y sobre 1500 casos de una extraña enfermedad sanguínea.
Debido a que L-T es un nutriente y no una droga, la FDA no tomó acción
sino hasta que se comenzaron a reportar las primeras muertes. El L-T en
sí no era un producto nuevo, ya que por años había sido usado con
frecuencia como ingrediente en suplementos nutricionales. Este caso nos
trae serias interrogantes sobre el uso de la ingeniería genética para
inventar nuevas formas de fabricar productos que ya están en el mercado.
* Interleukin-2, un medicamento para casos fatales de cáncer del riñón,
fue fabricado y vendido por la corporación Cetus hasta que un panel
especial de la FDA determinó que las supuestas virtudes de éste no eran
confirmadas ni por los propios datos científicos de la compañía. Resulta
que los violentos efectos secundarios de esta droga habían matado a no
menos del cuatro porciento de los pacientes que la usaron en un
experimento.
Estos dos casos son preocupantes, pero lo son más aún en vista de que
los bárbaros republicanos que controlan el congreso de Estados Unidos
están buscando acabar con la FDA como parte de su cruzada neoliberal
contra las agencias reguladoras.
La regulación de la industria farmacéutica es absolutamente necesaria
para proteger el consumidor y el interés público. En más de una ocasión
ésta ha mercadeado productos defectuosos que han causado gran
sufrimiento humano, como el Thalidomide. Además, las farmacéuticas
exportan al Tercer Mundo medicamentos que están prohibidos en los países
industrializados por éstos ser peligrosos.
¿Y qué compromiso social han mostrado las corporaciones farmacéuticas en
Puerto Rico? Estas no mostraron escrúpulos al usar mujeres boricuas como
conejillos de indias para sus anticonceptivos, y sus fábricas han
envenenado nuestro aire y acuíferos.
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Otro problema con las 'curas mágicas' de la ingeniería genética es que
se está inculcando a través de los medios masivos la noción errónea de
que los genes son el factor decisivo en la salud humana. Ya se está
anunciando a bombo y platillo que para todas las enfermedades no
contagiosas, como el cáncer y la diabetes, hay genes específicos.
Tampoco falta de vez en cuando uno que otro seudocientífico ridículo que
diga con toda seriedad que hay genes que causan la infidelidad marital y
el crimen.
El resultado de esta obsesión con los genes es que se ha puesto en boga
un reduccionismo genético que define todos los aspectos de la salud
humana como genéticamente determinados. Como consecuencia los factores
no-genéticos que causan enfermedades, como la contaminación ambiental y
las malas dietas, están siendo ignorados. Las luchas ambientalistas por
eliminar las fuentes de contaminación tóxica y los esfuerzos
individuales por adoptar dietas saludables hacen mucho más por la salud
pública que todos los inventos de la ingeniería genética combinados. ¿Y
porqué es eso? Porque en la salud lo más importante es la prevención.
Sin embargo, casi todos los esfuerzos de investigación de biotecnología
están orientados hacia la búsqueda de curas milagrosas y no hacia la
prevención. (Digo, a menos que uno piense que cambiar el código genético
humano, con todos los riesgos que esto presenta, es una forma de
prevención.) Desde el punto de vista capitalista la prevención no hace
sentido, ya que no hay ganancia en enfermedades que no se dan.
Aún asumiendo que el uso médico de la ingeniería genética es
completamente benigno y que no presenta ningún riesgo, vale la pena
preguntarnos quién tendrá la plata para las nuevas terapias y
medicamentos que surgirán como producto de ésta. No esperemos que la
recombinación de genes nos lleve a una era de atención médica a bajo
costo para toda la ciudadanía. Los remedios médicos biotecnológicos son
y continuarán siendo más caros que los convencionales porque son
financiados por inversionistas que esperan generosos dividendos.
Mientras tanto, miles de puertorriqueños y decenas de millones de
norteamericanos son médico-indigentes. ¿Creen ustedes de verdad que la
nefasta situación de los servicios de salud en Puerto Rico y toda la
debacle desatada por la mentada tarjetita de Rosselló y la privatización
de los hospitales será resuelta por la ingeniería genética o por algún
maravilloso organismo clonado?
De cualquier modo, no se crean para nada que las farmacéuticas que
invierten en biotecnología tienen un interés real en la salud del
pueblo. Estas se unieron a las grandes compañías de seguros en una
funesta campaña de cabildeo para dar al traste con los tímidos intentos
del presidente Bill Clinton por reformar el sistema de salud de Estados
Unidos. En dicha campaña, la cual fue totalmente histérica y alarmista,
se atacó con particular vehemencia la propuesta de imponerle controles a
los precios de los medicamentos.
******
¿Resolverá la ingeniería genética los graves problemas de salud que
azotan al Tercer Mundo? Responder a esa pregunta en el afirmativo es
bastante cuestionable, ya que en los países pobres del hemisferio Sur
millones de niños mueren cada año por enfermedades para las cuales han
existido vacunas desde hacen décadas. O peor, mueren por falta de agua
limpia. Obviamente ningún avance tecnológico los salvará. Esta situación
es agravada por la negativa de Estados Unidos a financiar las agencias
de las Naciones Unidas que atienden las necesidades de los pobres en el
Tercer Mundo, como UNICEF.
Las causas básicas de la crisis de salud en América Latina y el resto
del Sur global son las políticas sociales retrógradas de corte
neoliberal y planes de ajuste estructural impuestos por la banca
internacional que forzan a los gobiernos a reducir drásticamente sus
servicios públicos. La biotecnología, lejos de resolver estos problemas,
podría distraernos de la compleja interacción entre factores sociales,
económicos, políticos y ecológicos que afectan la salud pública en el
Tercer Mundo.
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