A-Infos (ca) SU "liberación", SU "ayuda humanitaria" y SU "democracia" 27 de septiembre, jornada internacional de movilización contra la ocupación de Iraq y Palestina, CNT de Madrid

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27 de septiembre, jornada internacional de movilización contra la
ocupación de Iraq y PalestinaDurante la invasión de Iraq la población civil fue masacrada: las "bombas
inteligentes" explotaron en los mercados, en las escuelas, en los
hospitales, en los puentes y en las instalaciones de agua, aterrorizando a
la población, y provocando un número de víctimas que no han querido que
conozcamos ("nosotros no contamos a los muertos" respondía un general
estadounidense a una pregunta al respecto). Si a estas víctimas sumamos el
medio millón que provocó una década de embargo (decretado por las
"humanitarias" Naciones Unidas), no podemos ni imaginar cuál será el
balance final de la intervención militar que se está desarrollando en
Iraq, pues terminada oficialmente la guerra, los invasores no han dejado
de infringir dolor y muerte a la población civil iraquí.
No sólo han destruido el país y sometido a sus habitantes a unas duras
condiciones de vida, obligados a soportar la penuria de alimentos, el
racionamiento de agua, la delincuencia, el desempleo (más de 60% de los
iraquíes no tienen trabajo), la carencia de instalaciones sanitarias, el
confinamiento dentro de sus casas a causa de los toques de queda y el
miedo, sino que las tropas ocupantes siguen lanzando duras operaciones de
castigo contra la población iraquí. Llaman a estas actuaciones represivas:
"Operación Escorpión del Desierto". En ellas asesinan sin contemplaciones
a cualquier sospechoso, derriban las puertas de las casas a patadas,
destrozan los muebles de las viviendas, aterrorizan y humillan a sus
habitantes. Las fuerzas de ocupación violan constantemente la Convención
de Ginebra, usan munición de guerra para controlar a las multitudes que
protestan. Esa es la "liberación", la "ayuda humanitaria", y la
"democracia" que han implantado las fuerzas ocupantes. En estas
operaciones de castigo han asesinado ya a casi doscientas personas en la
más absoluta impunidad.
Todo este sufrimiento está siendo infringido para apropiarse de los
recursos y el saqueo económico del país. Ya han comenzado a distribuir el
botín del crudo iraquí entre las compañías estadounidenses. También se
reparten otros negocios importantes como la reconstrucción: los contratos
de reconstrucción fueron cerrados 36 días antes de la invasión y en ellos
se especificó la reedificación de las instalaciones que debían ser
previamente demolidas por las bombas. Otro gran negocio es el de la
industria armamentística: se incrementan los enormes recursos que se
dedican a los desarrollos tecnológicos bélicos para dotar a los ejércitos
de armas de exterminio cada vez más sofisticadas y brutales. Por otra
parte, Irak es un país dotado de enormes recursos hídricos: el agua tiene
una gran importancia estratégica y las ganancias que esperan obtener las
grandes compañías con su privatización son enormes. Así se programan las
"inversiones" en el capitalismo avanzado.
Las grandes corporaciones estadounidenses (que mantienen estrechos
vínculos con altos cargos del gobierno de Bush), tienen un poder ilimitado
para saquear Iraq con la mayor impunidad. La función del llamado "Consejo
de Gobierno" de Iraq será simplemente la de ratificar la privatización
tanto de la industria petrolífera iraquí como del resto del sector
público. La mayoría de las empresas públicas serán declaradas insolventes
y liquidadas. Las más rentables serán vendidas en el marco de lo que el
plan denomina el "gran programa de privatizaciones masivas".
Pero estos planes sólo podrán ser impuestos a la población iraquí por
medio de una fuerte represión y una guerra de contrainsurgencia que
producirá muchos muertos. Cada vez usarán más mecanismos de destrucción y
de barbarie para ocultar la enfermedad de un sistema basado en la rapiña y
la explotación.El clima bélico imperante, fundamentado en el poderío militar, con sus
actitudes de prepotencia y de fuerza, indican que cada vez con menos
disimulo, la guerra, la ocupación de territorios, la colonización, y el
uso de la fuerza represiva más brutal, se está mostrando como una vía
conveniente y eficaz para ampliar el dominio de las grandes corporaciones.Pone en evidencia los mecanismos de opresión militar, sometimiento
político y saqueo económico de los territorios codiciados. Cuando la
imposición del neoliberalismo económico a través de la corrupción política
y de las presiones de organismos como el Banco Mundial, el FMI, la OMC, no
es posible, entonces se recurre a la guerra y la ocupación. También a
golpes de Estado, intervenciones militares y terrorismo de Estado.
Recordemos los miles de víctimas civiles inocentes que la imposición del
capitalismo ha provocado en todo el mundo, ya sea con intervenciones
directas (Vietnam, Líbano, Libia, Sudán, Irak, Serbia, etc.) o con
intervenciones indirectas (instalación del terror: Chile de Pinochet,
Junta militar argentina, "contra" nicaragüense, Timor Oriental, Turquía,
Israel, etc.).
Los estados usan el terrorismo como pretexto para legitimar el uso de la
fuerza con la que enfrentan las reclamaciones sociales que están surgiendo
a causa de una situación económica profundamente injusta y, en muchos
lugares, ya insostenible.
Se está legitimando, cada vez de forma menos soterrada, la vulneración de
los más esenciales derechos civiles, las libertades públicas, la
privacidad, la libertad de expresión y la ampliación de las facultades de
los órganos de seguridad para aplastar cualquier disidencia. El
pensamiento único es promovido desde el poder económico y político y
transmitido por los grandes medios. Los "creadores de opiniones públicas
mayoritarias" tienen muy en cuenta que ocultar es más efectivo que mentir.
Por eso asesinaron a José Couso y a otros periodistas como él. No querían
testigos de sus atrocidades y no dudaron en cometer un brutal crimen de
guerra. Sus asesinos, tanto los materiales como los morales, continúan
asolando Iraq y usando el terrorismo masivo como instrumento habitual de
mantenimiento del poder. Y siguen asesinando fría y sistemáticamente a
millones de personas diariamente al privarles de lo más elemental para la
supervivencia.
Por todo ello pensamos que mantener el actual régimen social y político es
perpetuar todos los terrorismos. Rechazamos el asesinato en masa que
supone la guerra y también los discursos militaristas, nacionalistas y
religiosos. Abogamos por la disolución de los ejércitos y de todos los
instrumentos de represión y de muerte. Seguimos afirmando que SIN
EJÉRCITOS NO HABRÍA GUERRAS. Proponemos una sociedad de iguales basada en
la cooperación, la solidaridad, el apoyo mutuo, la autogestión de las
actividades sociales y productivas, y la libre federación de los pueblos.



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