A-Infos (ca) LA CAMPANA Nº 220: EDITORIAL

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	Un Consejo de ministros es siempre una desgracia para todo pueblo. El
	celebrado en Madrid el pasado viernes, 5 de septiembre, representa además
	una afrenta, hecha de sangre y expolio. De sangre, porque sus decisiones
	se dirigen a fabricar la muerte y cómo darla a miles de personas. De
	expolio, porque saquean la riqueza socialmente producida, cuya única
	finalidad legítima es el bienestar y solidaridad colectivas, con el ánimo
	de usarla perversamente.	La Timba -una timba asesina y convicta en el caso de Iraq, que se
	considera en pie de guerra al lado del amo Bush contra inermes ciudadanos
	de cualquier país, incluso el propio- aprobó cuatro programas de
	armamento (helicópteros de combate, tanques, submarinos y un bélico buque
	de transporte), que costarán la friolera de 4.176 millones de euros, unos
	700.000 millones de las antiguas pesetas.	24 helicópteros de combate, 4 submarinos, 1 gigantesco buque militar para
	el “transporte estratégico” de tropas y material a largas distancias  y
	212 tanques, son la cacharrería mortífera que robará cantidades enormes
	del dinero público, necesario para la atención de enfermos, mejorar la
	sanidad pública, investigar, educar, ... y legar a nuestros hijos una
	sociedad y un planeta en las que puedan vivir mejor. Sin embargo, los más
	de 4000 millones de euros no servirán para nada de eso, sino para
	garantizar, por un lado, la eficacia asesina y exhibicionismo patibulario
	del estado español (lo que le ofrece el “mérito” necesario, para sentar
	plaza de sicario en la rapiña planetaria que dirige el gobierno de EE
	UU), y, por el otro, para enriquecer todavía más a ciertas empresas del
	sector armamentístico.	El dinero para tan atroz basura saldrá de las partidas del ministerio de
	Ciencia y Tecnología actualmente destinadas teóricamente a la
	Investigación y el Desarrollo (I + D) y de la venta de suelo público a
	entidades privadas con fines inevitablemente especulativos.	¿Qué suelo público puede vender ahora el Ministerio de Defensa, como si
	se tratase de un suelo en régimen de propiedad privada, la suya?. Tan
	suya y tan privadamente suya que ha decidido además incorporar la
	totalidad del fruto de la venta a su “presupuesto y necesidades
	particulares” y no a los presupuestos generales. Sin embargo, la mayor
	parte de ese suelo público proviene de expropiaciones forzosas realizadas
	en su día por razones de “utilidad social” o bien de coacciones estatales
	imposibles de resistir por los titulares originarios. Y, sobre todo, la
	totalidad de ese suelo público en manos del Estado había visto pervertida
	su naturaleza pública al ser usado por el Estado con fines militares,
	pues ya se sabe que toda guerra y amenaza militar tienen su origen y
	objetivos en intereses privados, si bien a cuenta de horribles desgracias
	públicas.	Ya durante el año 2002 la tercera parte del presupuesto del estado
	español para investigación se dedicó a la investigación militar, a la
	investigación con fines criminales masivos. Exactamente 248.063 millones
	de las antiguas pesetas, de un total de 630.769 previstas para la
	Investigación, Desarrollo e Innovación. Es decir, los poco más de 382 mil
	millones restantes debían atender las necesidades de la investigación
	científica y tecnológica sanitaria, agropecuaria, alimentaria,
	industrial, ambiental, pedagógica, cultural, etc, etc. Por supuesto
	ninguna de esas partidas se acerca ni de lejos a lo dilapidado en buscar
	como organizar las matanzas que quiere ejecutar el estado español.	El propio Ministro de la Guerra y Asaltos a islas Perejil aseguró que si
	se “inclinó” por comprar el helicóptero militar Tigre en vez del Apache
	fue por el hecho de que la fabricación y compra del Tigre permitirá
	obtener mayores beneficios a determinadas empresas privadas del sector
	industrial armamentístico y de aplicaciones militares europeo y español,
	entre ellas, por ejemplo, la electrónica Indra o la mecánica ITP. Y así
	sucesivamente, con los tanques, buques y submarinos.	Del mismo modo que el suelo público -¡que es de todos y para disfrute de
	todos, también de las generaciones que nos heredarán!- sufre una
	perversión en su naturaleza tras usurparlo el Estado para usarlo con
	fines criminales contra la humanidad, también la Investigación militar
	mata la razón y el sentido que fundamentan la ciencia y el conocimiento
	posibles. Pues las artes de matar, torturar y devastar en ningún caso
	impulsan el saber, sino que lo destruyen, pues se trata de meras
	tecnologías basadas en el cálculo y la aplicación funesta de lo ya
	sabido. No enriquecen a la sociedad, sino que la empobrecen. Tampoco
	sirven a la comunidad científica, la envilecen y embotan. No favorecen el
	progreso social y la inteligencia humana, las parasitan.	Por todas estas razones y otras muchas, es urgente renovar el llamamiento
	de los anarquistas contra el militarismo rampante del gobierno español,
	ocupante y ladrón en Iraq.



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