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(ca) El movimiento anticapitalista frente al "triunfo" de la sociademocracia

From La Haine <lahaine_red@yahoo.es>
Date Wed, 26 Feb 2003 10:07:24 +0100 (CET)


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x La Haine
http://www.lahaine.org/
Las movilizaciones masivas del 15-F, más allá de
representar una postura social mayoritaria contra la
guerra en Irak, constituyen una intervención política
clara: mientras el sistema pretende hacer creer que el
espacio que tiene el pueblo para opinar son las urnas,
el 15F demuestra que el pueblo opina de hecho en las
calles. Esa jornada supuso un posicionamiento social
contra la política del gobierno -tanto en el ámbito
puntual de la guerra como en muchos otros-, contra la
prepotencia de sus ministros, contra la catástrofe del
Prestige. La gente ha expresado masivamente su
profundo descontento; y desde amplios sectores se ha
especificado que “esto nos pasa por haber votado a un
gobierno facha”.

Pero una vez apagado el triunfalismo de esas jornadas,
como militantes anticapitalistas debemos discutir y
analizar lo ocurrido, y sacar conclusiones para el
futuro. Como aporte a esa discusión desde este espacio
lanzamos dos temas fundamentales:

1. La guerra va a producirse, más allá de haber
logrado sacar a 30 millones de personas a la calle;
por lo tanto no se consiguió el objetivo buscado.
2. La izquierda anticapitalista no ha desarrollado
propuestas políticas durante el 15F, por lo que debe
crearlas con urgencia, para presentar a la gente
alternativas que posibiliten la consecución de las
metas de esta movilización coyuntural: parar la
guerra.


No se consiguió el objetivo buscado

En el plano organizativo, el 15F representa una
victoria parcial del movimiento reformista
internacional, con sedes en Florencia y Porto Alegre,
por un lado, y de los partidos “de izquierda”, PSOE,
IU, Refundación Comunista italiano, Comunista francés,
por otro. En el estado español, el PSOE no sólo ha
conseguido imponer sus criterios, pancartas y
cabeceras, sino que, a pesar de las permanentes
ofensivas “antiterrorista” y favorable a la guerra
impulsados por sus medios de prensa –como El País-, ha
sabido mostrar el apoyo a la “expresión democrática” y
ha cubierto ampliamente las protestas, influyendo
incluso en la canalización y organización de la
participación masiva, algo que en parte ha escapado a
sus previsiones y a sus intereses de controlar y
contener el descontento social existente. En este
ámbito, cabe remarcar el alto peaje pagado por los
movilizados a los intereses del Gobierno en primera
persona incluyendo su lema “Contra ETA”, fuera de
contexto y del problema planteado en las
movilizaciones, respondiendo a un claro chantaje
político.

A pesar de que seguramente muchos aspectos
contribuyeron a la decisión de la gente de salir a la
calle, el principal fue la repetición hasta el
hartazgo en medios “pseudoinformativos” y abiertamente
publicitarios del lema: No a la guerra. Y No a la
guerra significa que la gente no quiere que haya una
guerra, venga ésta de los EE UU o de las Naciones
Unidas; la gente no quiere una guerra. Somos
conscientes de que muchos han participado en la
movilización llevados por la presencia de famosos o
por otros motivos no políticos, pero también hay
seguramente un buen número que se va a sentir
mortificado cuando descubra la triste realidad: a
pesar de los millones de manifestantes en todo el
mundo, la guerra seguirá y sigue adelante. Sin ir más
lejos, el imperio destruye Palestina y arrasa Colombia
y lo tapa con sus medios de difusión, que mientras en
estos casos silencian, el 15F publicitan y se ponen
“al servicio” de un pueblo al que no respetan, con
intención de acaparar el discurso y reducir
reivindicaciones globales a movilizaciones
anecdóticas.

En cualquier caso el objetivo de la socialdemocracia
neoliberal no era parar la guerra en Irak, puesto que
no existen políticas orientadas a este fin: el
objetivo era sacar gente a la calle, y el PSOE se
lleva la palma, los votos, y sobre todo se llevará su
objetivo más próximo: ganar las elecciones sin
necesidad de parar la guerra, la cual apoyan. Parece
claro que el poder económico prepara el cambio de
gobierno para contener un descontento social que va en
aumento.

En cuanto a Attac y sus aliados, su objetivo era la
manifestación en sí misma: cuantos más millones,
mejor. Que la gente demuestre que no se amilana ante
las ofensivas mediáticas y represoras; que demuestre
que es capaz de expresar sus opiniones. No importa si
después, cuando empiece la guerra, unos cuantos miles
se sienten frustrados y piensan que “movilizarse no
sirve para nada, ya que al final los que mandan hacen
lo que quieren.”


La izquierda anticapitalista no ha tenido propuestas

Repetimos una y otra vez que la socialdemocracia
consigue que el pueblo salga a la calle sacando a la
superficie contradicciones sociales ya existentes,
creando subjetividad, pero sin conseguir en definitiva
ninguno de sus pretendidos objetivos políticos. En
realidad si bien plantea en el papel “parar la
guerra”, se conforma con permitir que ”la población se
exprese”, ya que constituye un acto de democracia real
(acto, en última instancia, delimitable ejercido bajo
presión mediática). Pero la cuestión esencial es que
el proyecto anticapitalista no sabe aprovechar estas
situaciones de efervescencia social para fortalecer
una conciencia real y desarrollar un trabajo por unas
transformaciones profundas y estructurales.

Estas situaciones ponen de relevancia la incapacidad
del movimiento anticapitalista de dar una respuesta a
la crisis del sistema, reduciendo su protagonismo a la
formación de “bloques con lemas diferenciados” dentro
de las manifestaciones “unitarias”, o lo que es lo
mismo, corriendo como ovejas detrás de la
socialdemocracia y tratando de arañar beneficio
político de sus iniciativas. Las manifestaciones del
15F no suponen un ejemplo aislado. Han sido varias las
situaciones en que la socialdemocracia ha construido
espacios de expresión y activación de conciencias, y
el movimiento anticapitalista ha tenido el único papel
de espectador inútil.

Si situamos el eje de las movilizaciones del pasado
semestre europeo en las tres grandes manifestaciones
de Barcelona, Madrid y Sevilla (aunque sin olvidar las
destacadas movilizaciones llevadas a cabo en todo el
Estado) y le sumamos la Huelga General del 20J,
tenemos todo un periodo de tiempo donde la iniciativa
global ha estado del lado de la socialdemocracia y
donde las expresiones más radicales de la Huelga
General las protagonizaron los piquetes de CCOO y UGT.
El semestre europeo fue una oportunidad para
fortalecer el proyecto anticapitalista dado que se
crearon buenas condiciones para el desarrollo de
trabajo político real y para la coordinación de
actividades en este sentido. Las movilizaciones
estuvieron en mayor o menor medida dentro del debate
social. Pero las reivindicaciones realizadas por los
sectores disidentes han quedado en el vacío. Los
puntos esenciales del decretazo siguen en pie, las
políticas contra los inmigrantes, los ”terroristas” y
de explotación laboral, profundizadas durante el
semestre, siguen intactas.

Durante el semestre fue palpable el abandono de lo que
hasta entonces era la mejor estrategia de las luchas:
el asedio de la población al Poder económico o
político y la visualización de unos gobernantes
electos obligados a encerrarse en búnkers
militarizados para protegerse de su propio pueblo.

En las asambleas de preparación de cada Cumbre se
valoraron las posibilidades de avance de una
movilización hacia la zona donde se reunían los
representantes del capital. Pero estas opciones se
descartaron mayoritariamente por el miedo a la
respuesta armada de la policía y el ejército sobre los
manifestantes, el ejemplo de Génova y la histeria
antiterrorista después del 11-S. La tónica de las
movilizaciones antiglobalización del 2002 fue la de
relegar la iniciativa política a los sectores menos
combativos.

Pero no siempre ha sido así en los últimos años. En
Seattle la izquierda transformadora hizo política y
presentó propuestas: demostraron que si los grandes no
hacían caso a sus manifestaciones pacíficas, había
alguien que podía ofrecer alternativas organizativas y
políticas, que permitieron conseguir el objetivo
buscado: que la OMC no pudiera implantar su
estrategia, al menos en ese momento. En los meses
siguientes a ese fin del año 1999, Washington DC,
Filadelfia y Los Angeles vieron, a través de la
continuidad del movimiento y del surgimiento de
expresiones como Indymedia, los bloqueos de calles
pacíficos o el Black Bloc, la corrección de la
estrategia aplicada por la izquierda anticapitalista.

El 15F nació en el Foro de Florencia y se mundializó
en Porto Alegre, liderado por Attac y el resto de
sectores reformistas. En el Estado español fue
propagandizado por el PSOE, IU, los sindicatos, los
medios y la cultura del poder… sin dudarlo aparecieron
millones de personas en las calles. Sin embargo,
después del 15F nuevamente nada?


Debemos desarrollar alternativas

Ahora, una vez que hemos visto que la socialdemocracia
ha permitido a millones de personas alzar la voz en la
calle diciendo ”paremos a la guerra”, comprobaremos
que la guerra no la vamos a parar sólo con
manifestaciones multitudinarias.

Los sectores más combativos del movimiento pacifista,
desobediente y marxista libertario internacional,
deberíamos lanzar una ofensiva social ideológica,
introducir un importante debate en la sociedad, ahora
que la gente ha empezado a hablar de política y a
darse cuenta que cuestionar al gobierno es posible.

Por una parte deberíamos situar el problema de la
guerra como un problema de clase; demostrar que
mientras intentamos evitar la guerra en Irak, los
muertos se cuentan a montones todos los días en
América Latina o el Estrecho de Gibraltar. Y no solo
por el hambre, la miseria y otras “consecuencias del
capitalismo”: mucha gente muere por el enfrentamiento
militar que los Estados llevan a cabo contra amplios
movimientos sociales que están cuestionando al
gobierno y las relaciones sociales existentes. Esta
confrontación de clase no se produce, por lo general,
en términos pacíficos. Tampoco debemos olvidar que la
guerra también está en casa. Mientras todos exigen la
paz en Irak el 15F, en Euskal Herria se producen
decenas de detenciones políticas ilegales en apenas 2
semanas.

Por otra parte debemos discutir y presentar
alternativas políticas viables que desarrollar ahora y
cuando quiera que el poder nos niegue su atención y
continúe con sus planes de guerra mirando hacia otro
lado como si no pasara nada. Hemos pedido paz al
Estado. Y si no nos la da debemos intensificar la
lucha en todos los ámbitos, pacíficos o violentos,
contra ese Estado y sus estructuras de control y
opresión social, laboral, educativa, etc… porque
queremos y debemos imponer nuestros intereses
irrenunciables e innegociables: los intereses de la
dignidad y la naturaleza humana, que son los intereses
de la mayoría del planeta. Y debemos imponer ese
proyecto mediante todas las formas posibles de lucha.

26/02/03





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