A-Infos (ca) LA CAMPANA Nº 230: EDITORIAL

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	Más de diez mil personas se manifestaron el fin de semana
pasado ante las puertas de Fort Benning (Georgia, EE UU), para
exigir el desmantelamiento de la “Escuela de las Américas”, una
sanguinaria instalación en la que el ejército de Estados Unidos
viene adiestrando desde hace cincuenta años -al principio en
Panamá, después de 1984 en Fort Benning- a militares
latinoamericanos en prácticas de tortura, terrorismo de estado,
organización de matanzas y tácticas criminales camufladas como
“contra-guerrilla”.
	La lista de los “alumnos” es significativa: general Pinochet
(dictador en Chile) Noriega (dictador de Panamá), general Hugo
Banzer (dictador de Bolivia), generales Viola, Videla y Galtieri
(golpistas argentinos), Somoza (dictador en Nicaragua), Carlos
Humberto Romero (dictador en El Salvador), Juan Melgar y
Policarpio Paz (dictadores en Honduras) ... y cientos de
capitanes, sargentos y policías militares, jefes de escuadrones
de la muerte, etc responsables de atrocidades indescriptibles a
lo largo y ancho del crucificado continente latinoamericano.
	La primitiva Escuela de las Américas se estableció en la zona
americana del canal de Panamá en 1946, para entrenamiento
exclusivo de oficiales militares latinoamericanos, que debían
defender los intereses estadounidenses, políticos y económicos,
en todo el hemisferio. En el Campamento Terrorista de USA para
dirigentes militares de Estados Vasallos (eso es y no otra cosa,
la academia militar de Fort Benning) se formó el grupo de
sicarios más brutal que quepa imaginar: Pinochet, Somoza,
Videla, Noriega, Banzer ....  hasta 60.000 “graduados” que
superaron con éxito las repulsivas enseñanzas de sus maestros y
patrones y las aplicaron encarnizadamente sobre sus pueblos, a
mayor gloria del Orden, Dios y el Dolar.
	De todos modos no toda cátedra de Fort Benning fue y es de
sangre y picana. Con frecuencia “desembarcan” en la Escuela como
conferenciantes ocasionales y “amigos” de la casa conocidos
economistas neoliberales, directivos de las multinacionales
implicadas en el saqueo de Latinoamérica y la explotación de sus
gentes, altos cargos del Fondo Monetario Internacional. Incluso
hay asignaturas específicas sobre las bondades del sistema
capitalista americano y la utilidad de servirle sin demasiados
escrúpulos. Todo un ejemplo vivo del maridaje Empresa - Estado.
	Hace dos años la “Escuela de las Américas” fue rebautizada
oficialmente como “Instituto de Cooperación para la Seguridad
Hemisférica”, en un vano intento de evitar que la propaganda de
los procesos abiertos a los manifestantes afectase a la “imagen
pública” del antro. De hecho, el número de manifestantes que
cada año desafían al gobierno y sus amenazas de prisión -los
desobedientes y pacíficos manifestantes pueden, en este caso,
ser condenados a penas de cárcel- y exige el cierre de la
Escuela, no disminuyó desde el renombramiento, sino que creció.
A pesar de que desde el inicio de las manifestaciones en contra
de la Escuela de Asesinos y Torturadores hace mas de diez años,
170 personas padecieron o están sufriendo penas de prisión por
su desobediencia civil.
	El origen del cambio de nombre tiene que ver con la votación en
1999 de la Cámara de Representantes, favorable al cierre de la
escuela, tras conocerse el listado de los alumnos, las
estremecedoras acciones llevadas a cabo sobre poblaciones
indefensas y, sobre todo, haberse divulgado los programas y
textos utilizados en Fort Benning, justificando prácticas
horribles contra pueblos hambrientos y gentes desesperadas en
aras de la “victoria”. Sin embargo un Comité de Conferencia de
la Cámara y el Senado, celebrado con posterioridad, votó 8
contra 7 por mantenerla abierta, “siempre que cambiara de
nombre”.
	Los informes de lo que ocurre en las aulas del Cuartel Benning
resultan estremecedores. En palabras de los manifestantes: “Lo
que allí se enseña es la llamada guerra sucia, contrainsurgente,
anti-revolucionaria, es decir, como organizar matanzas,
asesinatos selectivos, redadas masivas, torturas espeluznantes,
mutilaciones y toda la demás panoplia de horrores que puedan
espantar a una población, por más desesperada, oprimida y
hambrienta que esté. Que es esto lo que se enseña en la Escuela
de las Américas está absolutamente demostrado, pues incluso los
manuales que utilizan los alumnos (militares de países del
Tercer Mundo, sobre todo de dictaduras y parodias democráticas)
explican esos procedimientos horribles y proponen casos
prácticos en que pueden ser aplicados. Por otro lado, cientos de
miles de latinoamericanos han sido torturados, violados,
asesinados, desaparecidos, masacrados y forzados al exilio por
los graduados de la Escuela de las Américas”.
	Actualmente el mayor número de “alumnos” procede de la
desgraciada Colombia, que se ha convertido en el principal campo
de  entrenamiento de la horrible escuela y de la pedagogía
militar norteamericana. Numerosos jefes de grupos paramilitares
y oficiales del Ejército colombiano, que recién han obtenido el
título correspondiente en Fort Benning - “experto asesino”,
“terrorista por cuenta del estado y el dinero”, “hábil
torturador”, etc, en el lenguaje de la verdad- siembran de
cadáveres las aldeas y barriadas pobres de Colombia. Defienden
al amo, imitan al maestro, se encadenan a la muerte.
	Exigir el cierre de las cavernas sangrientas es un acto de
responsabilidad humana indeclinable. Unir nuestra voz a los
manifestantes presos de Fort Benning, una urgencia social.
Denunciar el crimen de Estado, de todo Estado, el comienzo de la
insubordinación ... que ha de crecer y vencer.




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