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(ca) anarkismo.net: Reflexiones sobre el paro de transporte por grupo libertario vialibre
Date
Sat, 26 Oct 2019 08:31:04 +0300
En perspectiva del cambio social, el control obrero sobre el servicio del transporte, con
criterios ecológicos y feministas, debe suponer también la planificación conjunta con las
usuarias, atenta a las necesidades y particularidades de la clase trabajadora, los
sectores sociales y el pueblo. ---- Los pasados días lunes 23 y martes 24 de septiembre
del año en curso, se desarrolló un paro nacional de empresarias y trabajadoras del
transporte de acogida parcial. El mismo fue convocado silenciosamente en las calles,
agitado por redes sociales y organizado por fuera de las principales y fragmentadas
organizaciones gremiales del insolidario mundo del transporte, reunidas en la llamada
Unidad Gremial de Transporte, que rechazo la protesta.
La demanda central de este movimiento impulsado por la joven Agremiación Nacional de
Conductores se enfocó en el rechazo corporativo y contradictorio a la suspensión de las
licencias de conducción para los conductores que hubieran tenido más de dos multas de
tránsito en un mismo semestre, tal y como establece a nivel general la legislación de
tránsito, lo que no reconoce la muy particular situación de exposición y riesgo de las
personas que laboran en este servicio.
Y esto en el marco tanto del progresivo crecimiento de las nuevas medidas de vigilancia
tecnológica como el foto comparendo y las revisiones técnico mecánicas, como del más
reciente aumento de los controles ejercidos por la Policía de Tránsito con 30.000
licencias suspendidas solo este año, en miras a cumplir las arbitrarias metas de
sanciones, de fuerte sabor electoral.
La protesta impulsada principalmente por conductoras del SITP provisional y de servicios
intermunicipales, y en menor medida por taxistas y camioneras, fue liderada por un sector
de pequeñas empresarias precarizadas y apoyadas por sectores de medianas propietarias, al
tiempo que recibía el rechazo abierto de las grandes empresas del ramo. El movimiento se
articuló sobre una demanda estrechamente corporativa y de consecuencias anti populares,
pues supuso una respuesta insolidaria de las transportistas frente al descontento
generalizada de la población trabajadora por el muy regular servicios de transporte que se
presta en las grandes ciudades del país. Este descontento no organizado ni articulado,
está siendo respondido de forma tardía, fragmentada y parcial por unas autoridades
políticas y policiales que buscan concentrar las responsabilidades a nivel individual en
las trabajadoras soslayando y apuntalando el modelo estructural de transporte hoy en crisis.
Sin embargo, el movimiento también expreso de forma ambigua, un rechazo legítimo a las
malas condiciones de trabajo, seguridad laboral y social de las conductoras, a la
competencia de las plataformas digitales ilegales que generalizan la precarización y la
desprotección de los usuarios, y del alto costo de los insumos básicos y el mal estado de
la malla vial a nivel nacional y local.
En Bogotá y su área metropolitana el movimiento asumió la forma de bloqueos en el Portal
Norte y el Portal Usme, de pequeñas movilizaciones y choques entre transportistas y la
Policía en Fontibón, Kennedy, San Cristóbal y Ciudad Bolívar y una larga huelga de
servicio en la ciudad obrera de Soacha y en menor medida de la sabana de occidente y la
sabana norte, municipios todos con serios problemas de conexión vial con la capital. En el
resto del país se presentaron movilizaciones y ceses importantes en las ciudades de
Bucaramanga, Barranquilla y Cali. Las manifestantes en minoría buscaron generalizar el
paro con acciones callejeras localizadas contra los vehículos de servicios públicos en
funcionamiento, despertaron una alta atención mediática, una débil respuesta gubernamental
y una más eficaz contestación de las grandes empresas de transporte que utilizaron la
mayoría de su capacidad instalada, para limitar la fuerza del del movimiento.
Finalmente, tras una serie de acciones de represión política por parte del gobierno
nacional de Iván Duque y distrital de Enrique Peñalosa contra la dispersa e incoherente
dirección del movimiento en cabeza de líderes como Hernando Chávez, la protesta fue
perdiendo fuerza y finalmente suspendida sin lograr sus objetivos. Aunque el tema de las
licencias se discutió ampliamente, el general de la opinión no simpatizo con esta demanda
particular. En cambio las justas razones de orden laboral y social que explican la acogida
del movimiento en varios sectores, fueron silenciadas por los propios dirigentes
empresariales.
Una propuesta libertaria
Desde una perspectiva libertaria pensamos que es importante que el movimiento de
trasportadoras cambie de orientación general, y la influencia decisiva de las empresarias
sean medianas o chicas, en general derechistas y corporativistas sean sustituidas por los
crecientes grupos de trabajadoras asalariadas, con criterios de solidaridad y unidad de
clase, como lo ejemplifica en la actualidad propuestas organizativas como las del
Sindicato Nacional de Trabajadores de la Industria del Transporte y la Logística (SNTT).
El universo de la pequeñas propietarias de buses, taxis y camiones, precarizadas y
mortalmente enfrentadas entre sí, hoy en crisis, puede explorar alternativas de
cooperativismo autentico, con gestión colectiva y democrática por parte de las propias
trabajadoras, retomando lecciones de experiencias regionales pioneras como la del Servicio
Cooperativo de Transporte (SCT) de Barquisimeto en Venezuela en el periodo 1970-1980.
Por otra parte, la transición ecológica se hace sumamente urgente, y las trabajadoras,
cooperativas obreras y usuarias debemos formar una movimiento capaz de exigir y lograr en
el corto plazo la completa sustitución de los combustibles fósiles por la energía
eléctrica, una política de reciclaje integral de los residuos automotores, una profunda
reforestación de las vías y las ciudades y un rediseño de la malla vial que ponga en el
centro al peatón, el ciclista y el transporte público de calidad.
El cambio del sistema debe pasar también por un cambio cultural y social, que incluya una
perspectiva feminista que estimule la diversificación sexual del gremio y facilite el
trabajo, la seguridad y la comodidad de las mujeres, así como la plena inclusión y uso por
parte de las personas con capacidades diversas, que habitualmente sufren y son excluidas
del sistema de movilidad.
En perspectiva del cambio social, el control obrero sobre el servicio del transporte, con
criterios ecológicos y feministas, debe suponer también la planificación conjunta con las
usuarias, atenta a las necesidades y particularidades de la clase trabajadora, los
sectores sociales y el pueblo.
Related Link: https://grupovialibre.org/2019/10/21/reflexiones-sobre-el-paro-de-transporte/
https://www.anarkismo.net/article/31608
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